Para Pérez-Reverte, "en autores como Delibes hablar de una sola obra es absurdo, los lectores deben juzgarlo por el conjunto de su trabajo, acumulado por la sedimentación del tiempo y los libros".
El académico de la Lengua y escritor Arturo Pérez-Reverte, dijo que Delibes, fallecido hoy, "era uno de los últimos grandes clásicos todavía vivos" . 12-03-2010
El resplandor, Fermín López Costero (Diario de León 12-03-2010)
Hoy, que está de moda la literatura prefabricada, deconstruida, de untar (Nocilla, Pralín, Nutella), acabamos de perder a otro de los grandes, a otro de los que hacían Literatura con mayúscula. Nos hemos quedado sin Miguel Delibes; aunque, como él mismo dejó escrito, literariamente ya había muerto el 21 de mayo de 1998, en Madrid, en la mesa de operaciones de la clínica La Luz. «En el quirófano entró un hombre inteligente y salió un lerdo», escribió en mayo de 2007 en el preámbulo de sus obras completas. De esa manera tan cruda, certificaba que la novela El hereje sería el punto y final de su trayectoria literaria. Luego añadía: «Terminé como siempre había imaginado, incapaz de abatir una perdiz roja ni de escribir una cuartilla con profesionalidad». Todo el mundo sabía de su afición a la caza.
Los de mi generación conocimos a Delibes en el instituto. No a él, personalmente, sino a sus libros, que eran de lectura obligatoria: El príncipe destronado , El camino , Cinco horas con Mario ,Las ratas , Los santos inocentes ... Grata y sorprendente lectura obligatoria como La verdad sobre el caso Savolta , de Eduardo Mendoza o Tiempo de silencio , de Luis Martín-Santos, que compensaban otras lecturas, también inexcusables, pero mucho menos atractivas, como Los milagros de Nuestra Señora , de Gonzalo de Berceo.
La naturaleza, la muerte, la infancia y el sentimiento hacia el prójimo son los cuatro pilares temáticos sobre los que Delibes construyó su obra, que en muchas ocasiones -”diez, si no recuerdo mal-” fue llevada al cine. Miguel Delibes fue un declarado anticomunista; sin embargo, en muchas de sus obras denunció la injusticia y la desigualdad social. En Cinco horas con Mario -”interpretada cientos de veces por Lola Herrera-”, se atrevió a criticar el provincianismo y la triste realidad de la dictadura franquista. Pese a su tradicionalismo, sus novelas fueron bocanadas de aire fresco en el atufado ambiente literario de la España de posguerra. Y, más recientemente, incluso se manifestó en contra del neoliberalismo imperante, ese capitalismo depredador que está llevando al mundo a la ruina en beneficio de unos pocos.
Descansa en paz, «Milana bonita».
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